La depresión no es, en absoluto, una simple fase de tristeza o abatimiento que pueda borrarse con una sonrisa o pasar por sí sola. Más bien, la depresión es una enfermedad compleja y grave que puede afectar gravemente a la vida de las personas afectadas. Y es más frecuente de lo que muchos piensan.
Según la Fundación Alemana de Ayuda a la Depresión y Prevención del Suicidio, la depresión es una de las enfermedades más frecuentes y, por desgracia, también una de las más subestimadas. Sólo en Alemania, unos 5 millones de personas de entre 18 y 79 años padecen un trastorno depresivo unipolar o persistente, lo que supone alrededor del 8% de la población total en esta franja de edad. Si se tienen en cuenta también los niños y adolescentes, así como los ancianos de más de 80 años, la cifra aumenta significativamente. Básicamente, puede decirse que alrededor de uno de cada cinco o seis adultos se verá afectado por la depresión en algún momento de su vida. A las mujeres se les diagnostica depresión el doble de veces que a los hombres.
Además de la medicación, a los enfermos se les ofrecen muchos otros métodos de tratamiento que pueden aliviar los síntomas de la depresión. En este contexto, cada vez se recurre más a las terapias con frío, en particular la natación en agua fría o zambullida en frío. Se dice que muchas personas con depresión se sienten más felices y motivadas al meterse en agua helada. Hemos examinado más de cerca este tema y resumido si el frío puede disipar los estados de ánimo depresivos y por qué.
Índice de contenidos
1. ¿Cómo se manifiesta la depresión?
La depresión no es una enfermedad con un cuadro clínico uniforme; los síntomas pueden ser variados y muy individuales. Un especialista en medicina psicosomática y psicoterapia o un psicoterapeuta deben ser el primer puerto de escala a la hora de diagnosticar y tratar una posible depresión. Los siguientes síntomas (aunque no exclusivamente) pueden ser posibles signos de depresión:
- Tristeza persistente: Los afectados sienten una profunda tristeza. Puede durar semanas, meses o incluso años.
- Sentimiento de inutilidad y duda de sí mismo: No es infrecuente que los afectados tengan fuertes dudas sobre sí mismos y se sientan culpables o inútiles.
- Pérdida de interés: Las cosas y actividades que solían proporcionar placer a la persona afectada pierden gradualmente su atractivo. Los afectados dejan de interesarse por aficiones o actividades sociales, por ejemplo, y empiezan a descuidarlas.
- Problemas deconcentración: Las personas que sufren depresión pueden tener dificultades para concentrarse. Les puede resultar difícil tomar decisiones o recordar cosas.
- Cansancio y agotamiento: La depresión puede cursar con cansancio persistente. Los afectados se sienten agotados aunque duerman lo suficiente.
- Problemas de sueño: Además del agotamiento constante, los depresivos pueden tener dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos. También pueden sentir una mayor necesidad de dormir.
- Cambios en el apetito: La depresión puede provocar cambios en los hábitos alimentarios, con la consiguiente pérdida o incluso aumento de peso.
- Molestias físicas poco claras: Con la depresión, los enfermos también pueden experimentar molestias físicas vagas, como dolores de cabeza o de espalda, que no pueden atribuirse a una causa médica.

2. ¿Por qué se produce la depresión?
2.1 Posibles causas de la depresión
Al igual que los síntomas, las causas de la depresión son variadas y suelen ser una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. También en este caso, un médico especialista debe llegar al fondo de la causa. Algunas posibles causas de la depresión son
- Predisposición genética: A veces, la depresión es más frecuente en las familias. Esto sugiere que puede haber una predisposición genética, ya que la heredabilidad de la depresión está ampliamente documentada. Si un progenitor o un hermano sufre depresión, el riesgo de desarrollar la enfermedad es hasta tres o cinco veces mayor que en la población general, según el estudio,
- Factores bioquímicos: Una bioquímica alterada también puede ser causa de depresión. Los cambios en el sistema nervioso central, por ejemplo en los neurotransmisores serotonina, noradrenalina y dopamina, pueden contribuir a la depresión. Estos componentes bioquímicos desempeñan un papel importante en la regulación de nuestro estado de ánimo.
- Equilibrio hormonal: En diversas situaciones de la vida, como durante la pubertad, el embarazo, después de dar a luz y durante la menopausia, las personas experimentan cambios hormonales. Estos cambios hormonales pueden desencadenar la depresión. Las personas con hipotiroidismo también pueden quejarse de estados de ánimo depresivos.
- Acontecimientos traumáticos, estrés y soledad: No es infrecuente que las experiencias traumáticas, como la pérdida de un ser querido o la violencia, así como otros cambios vitales importantes, como la pérdida del trabajo, provoquen depresión. Además, el estrés prolongado puede causar depresión. Dado que las interacciones sociales desempeñan un papel esencial en la salud mental, la soledad y la falta de apoyo social son fuertes factores de riesgo para el desarrollo de la depresión.
- Lasalud física: La salud física es importante para la salud mental, porque enfrentarse a una enfermedad grave puede ser emocionalmente estresante. Por eso las enfermedades crónicas como las cardiopatías, la diabetes y el cáncer aumentan el riesgo de desarrollar depresión.
2.2 Más allá de la enfermedad: Ver a la persona
Es importante señalar que la depresión no es simplemente un conjunto de síntomas o una enfermedad mental. Afecta a personas reales con historias individuales y experiencias diferentes. Cada persona que sufre depresión tiene su propia forma de experimentar el mundo. Algunos días pueden ser soportables, mientras que otros son casi imposibles de sobrellevar.
Y precisamente por eso es tan esencial ver a las personas que hay detrás de esta enfermedad. Una palabra cariñosa, una mano amiga o simplemente escuchar los problemas y los miedos pueden marcar una gran diferencia. Porque las personas que sufren depresión necesitan comprensión y compasión. Sus luchas son reales y su dolor puede ser profundo. Existe una amplia gama de ayuda profesional disponible para las personas que sufren depresión en forma de diversas terapias, medicación y enfoques alternativos como la inmersión en frío. Éstos pueden ayudar a los afectados a aliviar sus síntomas y llevar una vida más satisfactoria.

3. ¿Puede el frío aliviar la depresión?
La inmersión en frío, también conocida como exposición al frío y terapia de agua fría, se ha hecho cada vez más popular en los últimos años. Aunque la atención suele centrarse en los beneficios para la salud física (por ejemplo, mejora de la circulación, reducción del dolor y la inflamación, refuerzo del sistema inmunitario), a menudo se olvida que la inmersión en frío también puede tener un efecto positivo sobre la psique. Muchas personas que se sumergen en frío informan de efectos positivos en su estado de ánimo y bienestar general. Pero, ¿cómo se explican estos efectos y pueden beneficiarse también de ellos las personas deprimidas? Veamos más de cerca lo que el agua fría hace a nuestra psique.
3.1 Liberación de endorfinas
Cuando nuestro cuerpo se expone a un estímulo de frío extremo, como una zambullida de frío, reacciona con estrés e intenta hacerle frente inmediatamente. Como resultado, nuestro cuerpo libera una avalancha de endorfinas en la zambullida de frío. Las endorfinas son neurotransmisores que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo. Crean una sensación de bienestar y euforia, también conocida como «subidón del corredor». Este impulso positivo del estado de ánimo puede ser útil para las personas con depresión, ya que puede disipar un estado de ánimo depresivo.
3.2 Aumento de Noradrenalina y Dopamina
Sumergirse en frío aumenta la concentración de noradrenalina y dopamina en el cerebro. La noradrenalina es un neurotransmisor que aumenta el estado de alerta y la atención y desempeña un papel importante en la regulación de nuestro estado de ánimo. La dopamina, por su parte, se conoce como el llamado neurotransmisor de recompensa, ya que es crucial para la motivación y el placer. Sumergirse en agua helada aumenta la producción de estos dos neurotransmisores, lo que generalmente conduce a un mejor estado de ánimo y a un aumento de la energía. Las personas con depresión pueden beneficiarse de ello, porque zambullirse en agua fría puede, en el mejor de los casos, ayudarles a sentirse más motivadas y con más energía.
3.3 Efecto positivo sobre la neuroplasticidad
La inmersión en frío también parece desempeñar un papel central en la neuroplasticidad del cerebro. La neuroplasticidad se refiere a la capacidad del cerebro para cambiarse a sí mismo y formar nuevas conexiones neuronales. Los estudios han demostrado que la exposición regular al frío puede promover la neurogénesis, la formación de nuevas células nerviosas. En lo que respecta a la depresión, este aspecto parece interesante, ya que la depresión se asocia en parte a una neurogénesis reducida en el hipocampo, una zona del cerebro asociada a las emociones y la memoria. Por tanto, mediante su efecto positivo sobre la neuroplasticidad, el baño de hielo podría ayudar potencialmente en el tratamiento de la depresión.
3.4 Reducción del estrés y resiliencia
Como se ha descrito anteriormente, la inmersión en frío provoca estrés en nuestro cuerpo. Sin embargo, mediante la exposición repetida al frío, el cuerpo aprende con el tiempo a hacer frente al estrés de forma más eficaz. A esto se le puede denominar efecto hormonal: El principio subyacente es que dosis bajas de sustancias nocivas, como el estrés, pueden reforzar las defensas del propio organismo. La inmersión en frío podría desempeñar un papel de apoyo para las personas con depresión, cuya enfermedad está causada, entre otras cosas, por el estrés crónico. Un cuerpo fuerte y resistente puede afrontar mejor los retos cotidianos y mejorar así el bienestar general.
3.5 Atención plena y fuerza mental
Meterse en agua helada requiere mucha atención y fortaleza mental. Exponerse conscientemente al frío extremo manteniendo la calma favorece la concentración y la capacidad de permanecer en el momento. Por tanto, las inmersiones regulares en agua fría pueden ayudar a las personas a calmar sus pensamientos y a liberarse de las espirales de pensamientos negativos. Tener el control de tu mente y tu cuerpo puede aumentar significativamente la confianza en ti mismo.
3.6 Interacción social mediante inmersiones en frío
Por último, pero no por ello menos importante, el baño de hielo también puede favorecer el comportamiento social. Algunas personas prefieren zambullirse en frío en grupo porque puede proporcionar un fuerte sentimiento de pertenencia y fomentar el apoyo social. El aislamiento y la soledad son compañeros habituales de la depresión, por lo que las conexiones sociales son especialmente importantes. Participando en un grupo y compartiendo experiencias, las personas con depresión pueden encontrar apoyo y comprensión, lo que puede ayudar a mejorar su salud mental.

4. ¿Qué dice la ciencia sobre la inmersión en frío?
Algunos estudios científicos han proporcionado resultados prometedores sobre una relación positiva entre la depresión y la inmersión en frío. El Dr. Nikolai Shevchuk, por ejemplo, investigó el efecto de la exposición al frío mediante duchas frías («Ducha fría adaptada como posible tratamiento de la depresión») y su potencial para el tratamiento de la depresión. Descubrió que la exposición regular al frío podía tener efectos antidepresivos al activar el sistema nervioso simpático y aumentar los niveles de endorfina y noradrenalina en la sangre. Los participantes que se exponían regularmente a duchas de agua fría informaron de una mejora de su estado de ánimo y bienestar general.
También existe un estudio científico relativamente conocido sobre una mujer que sufría depresión grave y ansiedad desde su juventud («La natación en aguas abiertas como tratamiento del trastorno depresivo mayor»). Tras el nacimiento de su hija, insistió en un tratamiento sin medicación, tras lo cual se introdujo la terapia de aguas frías en forma de natación en aguas frías. Los resultados fueron impresionantes: inmediatamente después de nadar en el agua fría, el estado de ánimo de la mujer mejoró, y sus síntomas de depresión disminuyeron gradualmente, de modo que se pudo reducir la medicación y, finalmente, suspenderla por completo. En el examen de seguimiento realizado un año después, la mujer seguía sin tomar medicación.

5. Combatir la depresión con agua fría
Puede afirmarse que la inmersión en frío es un método excitante y potencialmente eficaz para aliviar la depresión. Dado que la inmersión en frío puede conseguir una serie de efectos fisiológicos, como la liberación de varios neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y un aumento de la atención y el control sobre el propio cuerpo y la mente, es probable que tenga un efecto positivo sobre la depresión. Los informes de experiencias de personas que se sumergen en frío, así como los estudios científicos, respaldan esta hipótesis, de modo que las personas afectadas por la depresión podrían probar el baño de hielo como complemento de otros métodos de tratamiento. El baño de hielo requiere un cuerpo sano para que la exposición al frío pueda practicarse con seguridad. Tras consultar a tu médico de familia, puedes aventurarte en el agua helada.
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